4 nov 2009

Poema compartido con mis hermanos. Hacía un año habíamos perdido a nuestra madre y así nos sorprendió el día 10 de mayo, solos y dispersos :

Como la luna en las noches de invierno,
asomando entre nubes sus colores,
declinando lentamente su brillo y su energía,
al caer la tarde de julio nos dejaste.

Como una pequeña hoja de otoño
mecida de sur a norte por el viento,
tu frágil pistilo se trizó sin ruidos
y se esfumó tu alma cual rocío.

Como una débil llama en la tormenta
cuando se apaga su calor pequeño.
Como chisa que emerge en las escarchas
tus pupilas se extinguieron entre sueños.

Como hojas del viejo calendario
se marcaharon los días, los meses y los años,
entre delirios y suspiros te alejaste en un segundo,
y quedaron nuestras manos enlazadas en tu lecho.

Ay que pena madre..!
Será inútil buscarte en las calles de la aldea
tampoco estarás junto a las flores del jardín.
Ya no amasan tus manos el pan dulce,
ni tus dedos salpican el agua de la arteza.

Aunque vinieras esta tarde hacia mi hogar
y tu imagen se sentara a nuestra mesa,
no mitigarías en cada vida nuestra
esta inmensa ausencia que has dejado...
(mayo 2009)

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